martes, 14 de julio de 2015

PECADO Y VIRTUDES DE LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

UN PECADO ORIGINAL Y SIETE VIRTUDES CAPITALES DE LA EDUCACIÓN A DISTANCIA[1]
Adolfo Rodríguez Canto[2]
INTRODUCCIÓN
La educación a distancia avanza a pasos acelerados, conforme se desarrollan las tecnologías de información y comunicación. Importantes universidades de todo el mundo han incorporado en sus estructuras institucionales y ofertas docentes la educación a distancia. Por supuesto, también han proliferado instituciones que han visto en esta nueva modalidad educativa una oportunidad de lucro, sin importar el cabal cumplimiento de los propósitos formativos.
En la Universidad Autónoma Chapingo institucionalmente se ha hecho muy poco por incursionar en la educación a distancia, no obstante que existe una planta docente con profesores de alto nivel, que se cubren amplias áreas de conocimiento relacionadas con el medio rural, que una parte de sus docentes ha participado en cursos a distancia y que la institución cuenta con reconocimiento nacional e internacional.
Para que la Universidad Autónoma Chapingo ofrezca cursos a distancia requiere de docentes preparados en el diseño de cursos en esa modalidad, de la formación de un cuerpo académico que coordine, imparta y evalúe los cursos y del diseño o el acceso a una plataforma de trabajo funcional. Pero, ante todo, se requiere dar los primeros pasos, para que poco a poco se genere experiencia en esta nueva modalidad educativa que mucho puede aportar para que nuestra Universidad extienda su oferta docente y pueda cubrir la demanda formativa que el conocimiento y la transformación del medio rural requieren.
Como parte de la estrategia para el fortalecimiento de su posgrado, en la Dirección de Centros Regionales Universitarios se está trabajando en el proyecto para la creación de la Maestría en gestión del desarrollo rural, cuyo primer semestre sería el tronco común de varias opciones terminales que tendrían su sede en los centros regionales que los propongan y coordinen. Una de las características importantes de esta propuesta de posgrado es que el tronco común, con duración de un semestre, se imparta a distancia.
No obstante, es importante tener muy claro que la educación a distancia no es una panacea. Además de sus limitaciones derivadas del necesario acceso y uso de tecnologías de información y comunicación, comparte con la educación presencial un pecado original: se desarrolla inmersa en la generalizada crisis educativa. Esto significa que muchos de los acuciantes problemas de la educación presencial también se manifiestan en la educación a distancia, pues en ambos existen los mismos actores y mecanismos de regulación: alumnos, docentes, planes y programas de estudio, sistemas de evaluación e instituciones educativas.
En este artículo se hace un análisis crítico de una obra que destaca los siete pecados capitales de la educación a distancia, pero también se pretende llamar la atención para que los docentes y las autoridades académicas de nuestra Universidad formulen y ejecuten propuestas que a la larga lleven a considerar a la educación a distancia como un instrumento idóneo para la extensión de la función docente a todo el territorio nacional e incluso a otros países.
LOS PECADOS CAPITALES DE LA EDUCACIÓN A DISTANCIA
e-Learning y los 7 pecados capitales es un texto bastante conocido por quienes participan en el estudio y la práctica de la educación a distancia. Su autor es Javier Martínez Aldanondo, gerente de desarrollo de proyectos de la División Gestión del Conocimiento de la empresa Catenaria, de Santiago de Chile, que trabaja en coordinación con la Universidad Abierta de Cataluña.
El objetivo del autor, al señalar puntos críticos de la educación a distancia (e-learning), a los que califica como pecados capitales, es señalar la crisis en que se encuentra y hacer esfuerzos para sacarla de ella. Pero los pecados que señala no son exclusivos del e-learning, sino de la educación en general; más que a la educación a distancia se refieren a la educación presencial.
Martínez Aldanondo plantea como premisa principal de su artículo que el Internet y el e-learning han sido perjudiciales para la educación y la formación. Se comparte con el autor su visión de que el e-learning se ha visto como un instrumento para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje y disminuir costos, sin considerar que a veces la calidad disminuye y las personas no aprenden. Se puede reducir el desplazamiento de las personas para asistir a un curso, pero no la dedicación y el esfuerzo que deben poner para aprender. Si bien el e-learning facilita en algunos aspectos la educación, en muchos otros la dificulta, ya que requiere de capacidades adicionales, tanto de los instructores como de los alumnos.
Además de los pecados capitales planteados por Martínez Aldanondo, en el e-learning también se pueden encontrar virtudes capitales. Sin embargo, al destacar las virtudes no debe perderse de vista el pecado original atribuible tanto a la educación presencial como a la educación a distancia: la educación no responde a las actuales necesidades de aprendizaje.
EL pecado original: la crisis educaTIVA
La educación atraviesa por una severa crisis derivada del modelo de desarrollo económico predominante, que incluso excluye a la mayoría de la población del disfrute de un derecho humano fundamental.
En general, el sistema educativo no responde a las necesidades presentes y futuras de la sociedad; en las escuelas, universidades e institutos imperan la desorganización y la improvisación; los profesores carecen de iniciativa e interés para actualizarse e innovar; los alumnos no tienen motivación y ni siquiera se dan cuenta que al finalizar sus estudios no han aprendido; los egresados no tienen reconocimiento social y, lo peor, tampoco tienen ocupación en las áreas en las que se supone que se formaron. A veces todo esto sucede no obstante la existencia de enormes bibliotecas, abundantes centros de cómputo y el uso generalizado e indiscriminado de equipos de proyección multimedia.
Afortunadamente existen esfuerzos para revertir la situación crítica. Así, la UNESCO plantea la consideración de cuatro pilares fundamentales: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir. Esos pilares se han incorporado en un nuevo enfoque de formación por desarrollo de capacidades o competencias, que implica la definición, para cada área formativa o necesidad, del cuerpo de conocimientos requeridos, de las habilidades a desarrollar o reforzar y de las actitudes idóneas para el área o tarea a realizar. Tal enfoque se sintetiza en: saber, saber hacer, saber ser y saber convivir y tiene que ver con un elemento fundamental para el logro de la sustentabilidad: el desarrollo de capital humano.
Ni en educación presencial ni en educación a distancia se cumple cabalmente con el proceso de enseñanza-aprendizaje, que debe partir de la identificación de necesidades de enseñanza o formación. En el enfoque de desarrollo de capacidades el proceso consiste en: definir el propósito general de aprendizaje, la estrategia general para cumplir con tal propósito, los resultados de aprendizaje (u objetivos de aprendizaje) pertinentes al propósito planteado, los criterios que permitan evaluar el cumplimiento de cada uno de los resultados de aprendizaje, la estrategia didáctica idónea o factible para cada resultado de aprendizaje y, según la estrategia didáctica planteada, los recursos (materiales didácticos y equipo) y el tiempo necesarios. A lo anterior se aúnan las estrategias de acompañamiento y evaluación que permitan verificar en qué medida son aplicados los conocimientos adquiridos para convertirlos en aprendizajes y en capacidades desarrolladas.
PECADOS Y VIRTUDES CAPITALES
Primer pecado: “Las personas aprenden escuchando o leyendo”.
Mientras que esta afirmación se podría plantear en la educación presencial, se considera que la educación a distancia no necesariamente se basa en esta premisa. Al contrario, de la visión unidireccional que plantea la educación presencial, uno de los elementos claves del e-learning es que favorece la enseñanza y aprendizaje de manera bidireccional. Aprender es mucho más profundo e involucra el hacer, aprender a hacer. Igualmente debe existir la motivación y considerar que las personas aprenden al cometer errores y reflexionar sobre experiencias educativas.
Existe acuerdo con el planteamiento de que se debe aprender haciendo, compartiendo, analizando y mejorando. La educación crecientemente ha dejado de ser vertical, en donde el profesor poseía todo el conocimiento y se lo entregaba a los alumnos, quienes eran entes pasivos que estaban ahí sólo para recibir esta información; en la actualidad, en cambio, se plantea que la educación es de abajo hacia arriba: que sea el estudiante quien solicite lo que quiere aprender, y que el profesor sea sólo un conductor de esa información, un guía en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en donde la mayor responsabilidad del aprendizaje recaiga en el estudiante. Igualmente se planea que la educación debe ser horizontal, ya que se aprende de los compañeros de clase, la familia y la comunidad en general. Se aprende de los otros y con los otros.
Primera virtud: Las personas aprenden escuchando, leyendo y practicando lo que para ellas es significativo.
Segundo pecado: “El tecnocentrismo, la tecnología por delante de las personas”
El e-learning no aborda los problemas desde la tecnología como plantea el autor; utiliza la tecnología como un recurso que simplifica y posibilita ciertas tareas. Este es el caso de la comunicación entre personas en distintos continentes, el acceso a información plural, variada, y la posibilidad de compartir un espacio virtual (casi permanente) con los colegas.
El autor señala que: “la tecnología no es ni el problema ni la solución de los males que paralizan a la formación y a la educación”. Ciertamente, la tecnología no puede ofrecer las metodologías para que las personas construyan el conocimiento, la misma no puede resolver los problemas ni responder las preguntas; son las personas quienes lo hacen. La solución no es la tecnología, sino lograr que el aprendizaje sea más efectivo, sin importar el modelo educativo de que se trate.
Segunda virtud: La persona aprenderá lo que quiera o necesite aprender, y usará, de la tecnología que tenga disponible, la más acorde para facilitar su aprendizaje.
Tercer pecado: “Infocentrismo, la información por delante de las personas”
El autor considera que en la actualidad enseñar es sinónimo de transmitir información, sin tomar en cuenta que la información no produce aprendizajes si no hay aplicación práctica de la misma. Plantea la necesidad de innovar primero el proceso de formación para luego entrar en el e-learning.
No se coincide con el autor, pues se considera que se puede avanzar simultáneamente en los dos aspectos, e incluso el e-learning puede abrir espacios de aprendizaje basados en los requerimientos del alumnado más que en lo que el profesor o profesora pretenda enseñar.
Tercera virtud: Tanto la información como la experiencia son la base del aprendizaje significativo de las personas. Es fundamental conocer lo que se quiere y requiere aprender para tener las competencias o capacidades que se busca desarrollar. Dado que la educación es un proceso, en educación a distancia puede definirse un primer momento formativo que dé paso a la aplicación, para la cual se debe establecer una estrategia de acompañamiento, de tal manera que una vez generada experiencia se revise y refuerce el proceso de formación en los aspectos realmente requeridos.
Cuarto pecado: “Los colegios y universidades saben lo que necesitamos aprender para vivir en la sociedad del siglo XXI”
Aquí el autor plantea la gran problemática actual sobre el papel que están jugando las instituciones educativas: ¿Qué profesionistas estamos formando? ¿Para qué rol estamos formando personas? De acuerdo al autor, los colegios y las universidades deben preparar personas para enfrentar un mundo en constante cambio, individuos capaces de adaptarse y triunfar.
Lo mencionado por el autor es una crítica a la educación en general, que tan difícilmente se adapta a la sociedad actual. En este punto Martínez Aldanondo hace hincapié nuevamente en la necesidad de cambiar la enseñanza por una concepción moderna del aprendizaje basada en lo que la sociedad demanda.
Cuarta virtud: Las instituciones deben enseñar para vivir y trabajar en la sociedad del siglo XXI. Los alumnos han cambiado. La sociedad ha cambiado y los cambios son cada vez más acelerados. Los retos son diferentes. La formación básica debe contemplar cómo adaptarse o adelantarse a los cambios. El desafío es el rediseño de los programas de educación y formación, que contemplen las expectativas de los estudiantes y consideren el entorno cambiante.
Quinto pecado: “El aprendizaje ocurre independientemente de la motivación”
Aquí se plantea la importancia de despertar la pasión y la motivación como motores del aprendizaje en los entornos virtuales. El alumno debe perseguir sus propios objetivos y sólo aprenderá cuando tenga una motivación particular, “cuándo haga una pregunta y vaya a buscar una respuesta y no cuando la respuesta venga sin que se la haya pedido”. El autor refiere que en el e-learning se debe considerar el ofrecer información pertinente sobre lo que se está haciendo.
Éste es precisamente el gran problema que enfrenta el e-learning, el de conseguir que exista un proceso de retroalimentación dinámico que genere un espacio de aprendizaje adecuado. No se trata de esperar a que la máquina dé una respuesta como plantea el autor, sino de lograr un espacio de intercambio que genere un clima que motive a los participantes.
Quinta virtud: El aprendizaje es mayor cuando existe motivación. El papel del profesor es mantener la motivación y, si es posible, acrecentarla. El buen uso de estrategias didácticas (incluidas las tecnologías de comunicación e información) debe ayudar a mantener o a acrecentar la motivación.
Sexto pecado: “La mejor solución es una solución blended (combinación presencial-virtual)”
El autor plantea que combinar lo presencial con lo virtual no sería la solución para sacar al e-learning de su estancamiento, máxime si se limita a una combinación simplista y fácil de ambos métodos. Plantea que el “blended learning” surge como alternativa con el objetivo de disminuir los costos de la enseñanza presencial, pero sin llegar al modelo virtual, por lo que conserva los defectos planteados en los pecados anteriores.
Es imprescindible evitar que las versiones en línea se limiten a impartir a distancia lo que se realiza de manera presencial. El aprendizaje debe ser encarado como un proceso activo, de construcción de conocimiento y no uno pasivo de acumulación de información. La educación a distancia no consiste solamente en navegar por Internet o en descargar contenidos o acceder a diferentes recursos: consiste en aprender mediante el adecuado uso de las tecnologías de información y comunicación que estén disponibles y sean acordes a las estrategias didácticas.
Sexta virtud: Educación presencial, a distancia o semipresencial, según las condiciones y/o necesidades, basados en los paradigmas acordes a cada una. La educación a distancia constituye una tendencia creciente en la educación y la formación. Durante su devenir se han dado cambios en la concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje, en los requerimientos de formación y en la disponibilidad y uso de las tecnologías de información y comunicación. Tales cambios se han reflejado en las distintas relaciones entre los elementos que intervienen en la educación a distancia, dando lugar a diversas modalidades, que pueden considerarse como modelos de educación a distancia.
Séptimo pecado: “el conocimiento es explícito y transmisible”
Es demasiado ambicioso plantear que el e-learning pretende lograr la adquisición de conocimiento a partir simplemente de su transmisión, pues dicho conocimiento se construye desde la práctica cotidiana. Sin embargo, el e-learning puede contribuir significativamente en el proceso de generación de ese conocimiento.
Acumular información no mejora la toma de decisiones, el conocimiento se construye a través de la experiencia cotidiana y siempre se debe considerar la parte emotiva ya que éste es un elemento fundamental para que ocurra el aprendizaje: la emoción crea atención. Las tecnologías de información y comunicación pueden gestionar el conocimiento a través de las experiencias propias y de otros a través de interacciones y relaciones, vía conversaciones.
Séptima virtud: Se conoce cuando se aprende todo lo que se debe saber para tomar y ejecutar decisiones relativas a las áreas de educación o a las materias de formación
CONCLUSIONES
El tema de la educación es polémico y profundo, independientemente de si ésta es presencial o a distancia. Se está completamente de acuerdo con el autor del artículo en que sólo se aprende haciendo, equivocándose, reflexionando y luego poniendo en práctica nuevamente lo aprendido, y quizás sea en este punto en donde la educación a distancia no ha sabido encontrar las herramientas para que los estudiantes o participantes logren un aprendizaje significativo, porque no es sólo hacer cursos sino aprender en ellos y de ellos.
Es preocupante que en educación a distancia no exista suficiente regulación de los cursos que se ofertan, muchos de los cuales no están diseñados basados en un perfil de egresado y reproducen muchos de los errores de la educación presencial. Esto no quiere decir que el e-learning no sirva, sino que se trata tan sólo de una opción que bien llevada puede ayudar a superar el pecado original (la crisis de la educación) mediante la conversión de los actuales pecados en virtudes capitales.
Así, el reto de la Universidad Autónoma Chapingo consiste en aprender de la práctica que otras universidades han desarrollado en educación a distancia y aprovechar la experiencia que algunos de sus docentes han tenido en esa modalidad formativa, para comenzar a formular propuestas de cursos, diplomados, especializaciones y programas de licenciatura y posgrado a distancia, junto con el desarrollo o la adecuación de una plataforma de trabajo. De esta manera se estará ante mejores posibilidades para formar los profesionistas que realmente contribuyan al desarrollo rural.



[1] Este artículo es producto de un trabajo colaborativo del curso Med I. Metodologías y herramientas de educación a distancia, impartido por el Proyecto Regional de Cooperación Técnica para la Formación en Economía y Políticas Agrarias y de Desarrollo Rural para América Latina (FODEPAL) y realizado de septiembre a diciembre de 2005. La primera versión fue elaborada junto con Amanda Cuenca R., Carmen Luz De la Maza, Ebenezer Pereira C., Enrique De Loma-Osorio y María Cecilia Tresoldi
[2] Profesor investigador del Centro Regional Universitario Península de Yucatán de la Universidad Autónoma Chapingo. Correo: pitahaya@gmail.com

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