jueves, 30 de julio de 2015

Política pública para la seguridad alimentaria

POLÍTICA PÚBLICA PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA[1]
Adolfo Rodríguez Canto[2]

INTRODUCCIÓN
Individuos de todo el mundo padecen hambre o subnutrición, fenómeno que está íntimamente ligado a la pobreza que padecen sus familias, las regiones y los países en los que viven. Otros individuos, también en todo el mundo, tienen problemas de obesidad, ligado a abundancia de alimentos o a malos hábitos de consumo. Hambre y obesidad son integrados en el término anglosajón malnutrition o inadecuada nutrición.
El hambre y la obesidad son padecidos individualmente, por lo que podría considerarse que corresponden al ámbito privado, o sea a la vida cotidiana de los individuos. Pero la ocurrencia del hambre o de la obesidad rebasa el ámbito de influencia de los individuos, pues ambos son producto de varios factores que tienen que ver, entre otros, con el comportamiento económico y con la acción gubernamental.
Así, la malnutrición se convierte en un problema público, de salud pública, que es enfrentado tanto por los gobiernos como por las organizaciones no gubernamentales y los individuos. El hambre, ligado a la pobreza, además, es un problema estructural y político. Al convertirse o al ser considerados como un problema público consecuentemente se convierte en objeto de las políticas públicas. Y en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas contra la malnutrición juegan papel fundamental los individuos y sus organizaciones.
Las políticas públicas tienen dos ámbitos: el de su gestión y el de su análisis. El de la gestión compete a quienes tienen que ver con su diseño, aplicación o evaluación. En cambio, el análisis es una disciplina que estudia distintos aspectos del diseño, aplicación o evaluación de las políticas públicas. Cuando la gestión es sistemática y rigurosa se puede hablar del surgimiento de otra disciplina: la gestión de políticas públicas.
PROBLEMA PÚBLICO: INSEGURIDAD ALIMENTARIA
El hambre es un problema público presente en todo el mundo. En vez de disminuir muestra tendencia a su incremento, no solamente en términos relativos sino también absolutos. Según el mapa del hambre 2009 (Figura 1), elaborado por el Programa Mundial de Alimentos, dependiente de la FAO, cerca de mil millones de personas pasan hambre, y cada seis segundos un niño muere por causas relacionadas con el hambre.

Figura 1: Mapa del hambre en 2009
FUENTE: Programa Mundial de Alimentos.
De acuerdo con los datos de subnutrición de 2010 (Figura 2), hay 925 millones de personas subnutridas en todo el mundo, de las cuales 15 millones mueren cada año. Para el caso de América Latina y el Caribe se reporta 53 millones de personas subnutridas. En México, según el organismo evaluador de la política social, 23 millones tienen inseguridad alimentaria severa y moderada (coneval, 2010).

Figura 2. Estado mundial de la subnutrición. 2010
FUENTE: FAO, 2010. El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo. La inseguridad alimentaria en crisis prolongadas

POLÍTICA PÚBLICA: SEGURIDAD ALIMENTARIA
Para enfrentar el problema público del hambre, o en general, de la mala nutrición, se requiere del diseño, ejecución y aplicación de políticas públicas, así como del concurso de organismos internacionales, organizaciones y la misma gente que padece hambre u obesidad. En el caso del hambre, con tales políticas se lograría la seguridad alimentaria y, en el concierto de las naciones, la soberanía alimentaria.
De acuerdo con la FAO (2010) “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana”.
En 2004 la misma FAO, pero en el contexto del derecho a la alimentación señaló que éste “es el derecho inalienable de todo ser humano a contar con acceso regular a una cantidad suficiente de alimentos adecuados desde el punto de vista nutricional y culturalmente aceptables para desarrollar una vida sana y activa”.
Entendida política pública como un conjunto articulado de proyectos y acciones, incluidos en el marco programático estatal, que lleven a la solución de un problema público, de acuerdo con las definiciones anteriores podría señalarse que el objetivo de la política pública de seguridad alimentaria es cumplir con el derecho a la alimentación o, en otros términos, lograr que todas las personas tengan en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.
El cumplimiento de tal objetivo es sumamente complejo porque implica la concurrencia de distintas esferas y ámbitos de gobierno, así como de la participación de organizaciones de la sociedad civil: conlleva acciones en los sectores de la agricultura, salud, nutrición, educación, trabajo, economía, obras públicas, medio ambiente, género, etc. Si el diseño es complejo, también lo son su ejecución y su evaluación.
Por lo anterior, en realidad no existe una política pública de seguridad alimentaria, sino proyectos y acciones con distintas directrices que tan sólo abarcan algún aspecto de la seguridad alimentaria. Por lo consiguiente, tampoco puede haber una aplicación y una evaluación de una política pública que no está concebida, formulada y estructurada como una política de Estado.
El concepto de seguridad alimentaria lleva a la consideración de las siguientes dimensiones:
     Disponibilidad
     Acceso físico y económico
     Uso sano, balanceado y suficiente
Los programas de la política pública de seguridad alimentaria deben considerar las mismas dimensiones para realmente lograr su objetivo. Los distintos programas que se ejecutan en todo el mundo, aunque no necesariamente coordinados, pueden agruparse en los siguientes rubros:
     Pequeña agricultura y desarrollo rural
     Protección social y alimentación
     Asistencia en salud nutricional
     Educación y formación en alimentación y nutrición
No obstante la complejidad y amplitud del concepto de seguridad alimentaria y, por tanto, de la política pública que la pretenda como uno de sus objetivos, en la práctica se ha demostrado que las iniciativas internacionales, los programas mundiales o regionales y los distintos proyectos y acciones gubernamentales pueden llevar al logro de la seguridad alimentaria. En la Figura 3 se muestra que países como Perú, Uruguay, Guyana, Chile, Brasil y Ecuador han tenido avances fundamentales en su seguridad alimentaria.

Figura 3. Estado del cumplimiento de la las metas de la Cumbre Mundial de Alimentación y del Objetivo de Desarrollo del Milenio
FUENTE: Graziano da Silva José, Jorge Ortega y Sergio Faiguenbaum. 2008. Estrategias de desarrollo, políticas públicas y seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, p. 7.

INICIATIVAS PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
La gravedad del problema de la inseguridad alimentaria ha hecho que organismos internacionales y grupos de la sociedad civil se preocupen por el tema y formulen declaraciones, acuerdos o proclamas. Los resultados obtenidos con tales acciones aún no son suficientes, pero al menos han permitido que la alimentación sea considerada un derecho humano fundamental y han posibilitado la definición de lineamientos y la generación de experiencias para solucionar el problema.
A continuación se presenta un rápido recuento de las principales iniciativas que se han formulado.
Declaración Mundial sobre la Nutrición
Se trata de la Declaración Final, y documentos conexos, surgida en la Primera Conferencia Internacional de Nutrición (ICN), convocada por la OMS y la FAO en Roma en diciembre de 1992. A partir de entonces la preocupación por la seguridad alimentaria y el hambre ha crecido.
Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial
Uno de los principales objetivos de la FAO es asegurar que la humanidad se libere del hambre. La Cumbre Mundial de la Alimentación de noviembre de 1996 reafirmó el derecho de toda persona a tener acceso a una alimentación segura y nutritiva, consistente con el derecho a una alimentación adecuada y al derecho fundamental de cada quien a estar a salvo del hambre. La Cumbre dio al Alto Comisionado para los Derechos Humanos el mandato concreto de definir mejor los derechos relacionados con la alimentación, proponiendo formas para su implementación y realización.
También se le dio importancia a la seguridad alimentaria, y los más de 170 países representados se comprometieron a reducir a la mitad el número de personas con hambre en 2015.
En 2002 se realizó otra Cumbre Mundial de Alimentación, en la que se constató la falta de avances. Se concluyó que no había suficiente voluntad política ni liderazgo tanto en los países en los que el hambre es un problema severo como en los países ricos, además de que no se canalizaban recursos suficientes a ese propósito.
Objetivos de Desarrollo del Milenio
Fueron adoptados en la asamblea de la ONU en 2000. El primer objetivo es: “Erradicar la pobreza extrema y el hambre” y consta de dos metas: la meta 1 es “reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día” y la meta 2 es “reducir a la mitad, entre 1990-2015, el porcentaje de personas que padecen hambre”. La meta 2 tiene dos indicadores: el indicador 1 se refiere al porcentaje de menores de cinco años con insuficiencia ponderal, y el indicador 2 está relacionado con el porcentaje de población por debajo del nivel mínimo de consumo de energía alimentaria.
Ecuador, Chile, Cuba, Guyana y Perú ya han alcanzado la meta 2, en ambos indicadores. Destaca Perú, país que pasó del 42 al 13% de desnutrición en 10 años, y el hambre se redujo en un 70%, por lo que se cumplió el primer ODM 15 años antes de lo programado.
Directrices voluntarias para la realización progresiva del derecho a la alimentación
Fueron aprobadas por el Consejo de la FAO en su 127º período de sesiones, en Roma, en noviembre de 2004. Constituyen un instrumento práctico y basado en los derechos humanos para ayudar a hacer realidad el derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional. Son de carácter voluntario y, por ello, carecen de fuerza jurídica obligatoria. Las Directrices pueden ser también utilizadas por quienes quieran propugnar una mejor realización del derecho a la alimentación adecuada en el plano nacional.
Las directrices voluntarias tienen en cuenta una amplia variedad de principios y factores de importancia, entre ellos la igualdad y la no discriminación, la participación y la inclusión, la rendición de cuentas y el estado de derecho, así como que todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí.
América Latina y el Caribe sin Hambre 2025. ALCSH 2025
Se aprobó para América Latina en septiembre de 2005, en la Cumbre Latinoamericana sobre el Hambre Crónica, a iniciativa de Guatemala y Brasil, con el apoyo técnico de la FAO y el soporte financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional. En 2006 la aprobaron los ministros de agricultura en la Conferencia Regional de la FAO para AL y el Caribe, y le añadieron El Caribe en el título. A diferencia de los Objeticos de Desarrollo del Milenio, se propuso acabar el hambre en 2025: que todos puedan comer tres veces al día todos los días. Para concretar ese compromiso se estableció que se “requiere de políticas públicas y programas que apunten a la solución de los principales problemas identificados”.
Los principales ejes de la iniciativa son: fortalecimiento institucional, cooperación sur-sur, formación y sensibilización, redes iberoamericanas y marco político regional, monitoreo e investigación aplicada.
También están la Declaración de la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, suscrita en 2008 en Roma y la Declaración de Madrid. Reunión de Alto Nivel sobre “Seguridad Alimentaria para tod@s”, firmada en Madrid en 2009.
En los ámbitos regionales o locales también se han generado distintas iniciativas. Una de ellas es la Proclama de la sociedad civil e institucional por el derecho humano a la alimentación en Yucatán, suscrita en Mérida, Yucatán en 2010, después de un encuentro peninsular y una serie de reuniones de miembros y representantes de organizaciones e instituciones de enseñanza e investigación.
PROGRAMAS PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
Son varios los programas que existen para el logro de la seguridad alimentaria. Los hay en los organismos internacionales y en muchos países. De los organismos internacionales destacan el Proyecto de Asistencia Técnica para la Alimentación y la Nutrición, el Programa de Alimentación y Nutrición, el Programa Mundial de Alimentos y el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria
Proyecto de Asistencia Técnica para la Alimentación y la Nutrición (FANTA)
El proyecto FANTA apoya programas integrados de seguridad alimentaria y nutrición para mejorar la salud y el bienestar de mujeres y niños en todo el mundo. Este proyecto de cinco años es administrado por la Academia para el Desarrollo Educativo y es financiado por la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID).
Programa de Alimentación y Nutrición. Organización Panamericana de Salud y Organización Mundial de la Salud
El Programa de Alimentación y Nutrición consideró los objetivos establecidos en la Declaración de la Cumbre Mundial de la Infancia y en la Conferencia Internacional sobre Nutrición, que fueron la base para el Plan de Acción Regional de Alimentación y Nutrición. Este Plan pretende contribuir a reducir la alta prevalencia de desnutrición en la región mediante la cooperación técnica en el diseño y ejecución de las intervenciones para reducir la magnitud de los problemas antes mencionados.
Su objetivo es contribuir, mediante la cooperación técnica, al diseño, implementación y evaluación de las intervenciones para mejorar la seguridad alimentaria y la situación de desnutrición en la región de las Américas.
Sus áreas de acción son la seguridad alimentaria, entendida como la garantía de que los individuos, las familias y la población en general tengan acceso, en términos de calidad y cantidad, a la comida que necesitan para una ingesta adecuada y la utilización biológica de garantizar una vida sana y socialmente productiva, y la prevención y gestión de los problemas de malnutrición.
Programa Mundial de Alimentos (PMA). Es una agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que distribuye alimentos para apoyar proyectos de desarrollo, refugiados de larga duración y personas desplazadas. También proporciona comida de emergencia en caso de desastres naturales o provocados por el hombre.
El PMA fue concebido como un programa experimental de tres años. Se planeó que comenzaría sus operaciones en 1963, pero una serie de acontecimientos precipitaron el inicio de las mismas: un terremoto sacudió Irán en septiembre de 1962, un tifón arrasó Tailandia en octubre de ese año y 5 millones de refugiados abrumaron a la recién independizada Argelia durante el proceso de repatriación. En todos los casos se necesitaba con urgencia asistencia alimentaria y el PMA la suministró.
Desde 1996 el PMA está dirigido por una Junta Ejecutiva integrada por representantes de los 36 estados miembros.
El PMA trabaja exclusivamente con donaciones de alimentos y de dinero.
En el año 2008, el PMA distribuyó 3.9 millones de toneladas de ayuda alimentaria a 102 millones de beneficiarios de 78 países.
La agencia también proporciona el apoyo logístico necesario para llevar alimentos a las personas que más lo necesitan, en el momento preciso y en el lugar adecuado. El PMA aboga para que el tema del hambre sea una prioridad en la agenda internacional, y promueve además políticas, estrategias y operaciones que benefician directamente a los pobres y a los que pasan hambre.
El PMA tiene mayor poder logístico, y opera una red de transporte más grande que cualquier otra organización humanitaria. En un día cualquiera, el PMA tiene un promedio de 30 buques, 5,000 camiones y 70 aviones transportando comida alrededor del mundo.
Los cinco objetivos estratégicos del PMA son:
1.   Salvar vidas y proteger los medios de subsistencia en las emergencias
2.   Prevenir el hambre aguda y las catástrofes naturales
3.   Reconstruir las comunidades después de un conflicto o una catástrofe
4.   Reducir el hambre crónica y la desnutrición
5.   Fortalecer la capacidad de los países para reducir el hambre

Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA). El objetivo del PESA es incrementar la seguridad alimentaria de las familias pobres a través de programas nacionales para la seguridad alimentaria (PNSA) y programas regionales para la seguridad alimentaria (PRSA). El PESA ayuda principalmente a países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA). Todos los programas son ejecutados por los gobiernos participantes. La función de la FAO consiste en: a) facilitar la formulación y ejecución de los programas; b) catalizar un compromiso político más firme; c) determinar sinergias con los donantes y otros asociados; y d) aprovechar la amplia experiencia y las abundantes competencias técnicas de la FAO.
Se creó en 1994. Después de la Cumbre Mundial de la Alimentación (2002), el programa dejó de realizar pequeños proyectos piloto para ayudar a los países a establecer programas nacionales que lleguen al total de la población que sufre de inseguridad alimentaria. Las actividades para llegar a más agricultores se complementan con políticas e inversiones, con el fin de abrir mercados y dar acceso directo a los alimentos a los que son demasiado pobres para producirlos o comprarlos.
A mediados de 2007, 106 países participaban en el PESA y casi la mitad de ellos habían comenzado a aplicar programas nacionales, y los demás se estaban preparando para ello.
Los países de AL y el Caribe que participan en el PESA son: Antigua y Barbuda*, las Bahamas*, Barbados*, Belice, Bolivia*, Brasil*, Colombia*, Cuba, Dominica*, la República Dominicana*, Ecuador, El Salvador*, Granada*, Guatemala*, Guyana*, Haití, Honduras, Jamaica*, México*, Nicaragua, Perú*, Saint Kitts y Nevis*, Santa Lucia*, San Vicente y las Granadinas*, Suriname*, Trinidad y Tobago*, Venezuela*. Los que tienen * no son PBIDA y por tanto no reciben recursos económicos del PESA, sino solamente apoyo técnico y metodológico.
La política pública de seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe
Evolución de la política pública de seguridad alimentaria
·     La preocupación por la alimentación y las políticas de seguridad alimentaria se inician en la etapa de industrialización dirigida por el Estado (o etapa de sustitución de importaciones, como se le conoció en México) y se centró en programas de alimentación y nutrición materno-infantil para el combate de la desnutrición infantil y como parte integral de las políticas de salud (décadas de los 50s y 60s).
·     Con la crisis del petróleo de los años 70 y el alza de los precios de los alimentos la política pública se centró en resolver el problema de la disponibilidad de alimentos, vía el aumento de la producción (Sistema Alimentario Mexicano, en México), teniendo como diagnóstico una producción insuficiente e inestable a nivel mundial.
Entre las políticas para reducir la inseguridad alimentaria crónica en esta etapa estuvieron:
o   Aumento del suministro de alimentos: intervenciones al comercio, subsidios a la producción.
o   Subsidios a los precios de los alimentos para los consumidores (manteniendo al mismo tiempo los precios al productor): dirigidas o globales
o   Aumento de los ingresos: transferencias en especie o en efectivo, dirigidas o globales.
Entre las políticas para reducir la inseguridad alimentaria transitoria en esta etapa estuvieron:
o   Estabilización de la oferta interna de alimentos: estabilización de la producción interna, estabilización por medio de existencias reguladoras, estabilización a través del comercio.
o   Estabilización de la demanda interna: fondo de equiparación de precios, seguro de cosechas.
o   Protección de grupos vulnerables
·     En los 80 (década perdida) y 90 (etapa reformas de mercado o estructurales) y principios de los 2000’s se pasa de un problema de oferta a un problema de demanda, específicamente en el acceso de alimentos a nivel individual y del hogar. También se promueven las ideas de derecho a la alimentación, riesgo nutricional y vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria. Sin embargo, a partir de mediados de los 90’s las políticas de seguridad alimentaria empiezan a perder importancia relativa frente al tema de pobreza, no obstante que ambos fenómenos están estrechamente relacionados.
·     A mitad de la primera década de este siglo, junto al tema de la nutrición, las políticas de seguridad alimentaria empiezan a retornar a la agenda como políticas de seguridad alimentaria y nutricional. Surge con fuerza el concepto de vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria. En la agenda internacional vuelve a la discusión el tema de la nutrición, debido a la persistencia de la desnutrición y el aumento de la obesidad. En esta etapa la seguridad alimentaria y nutricional empiezan a tomar un mayor protagonismo y sin duda la estrategia Hambre Cero de Brasil motiva a varios países a impulsar acciones en similar sentido. Es así como en la región se comienzan a promover políticas y programas que hacen explícito el concepto de nutrición ampliándose a Seguridad Alimentaria y Nutricional.
En América Latina y el Caribe, por ejemplo, el PESA se inició a fines de los 90’s en Haití, Ecuador, Colombia y Guatemala, y entre 2000 y 2006 se extendió al resto de países (en total 27 países), con excepción de Costa Rica, Argentina, Chile, y Uruguay. También se implementaron tres PESA subregionales en Centroamérica, el Caribe y países andinos. En México y Nicaragua el PESA se integró a las estrategias de desarrollo rural; en Guatemala y Colombia contribuyó al desarrollo institucional de la seguridad alimentaria (leyes, políticas y consejo nacionales).
Entre el 2002 y 2008 se aprobaron leyes de seguridad alimentaria y nutricional en Argentina, Brasil, Ecuador, Guatemala y Venezuela, como se muestra en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Leyes de Seguridad Alimentaria en América Latina y el Caribe
País
Ley
Fecha de aprobación
Argentina
Ley de emergencia Programa de Nutrición y Alimentación Nacional
2002-2003
Brasil
Ley de Seguridad Alimentaria
Septiembre de 2006
Ecuador
Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional
2006
Guatemala
Ley del Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
2005
Venezuela
Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria
Agosto de 2008
FUENTE: Graziano da Silva José, Jorge Ortega y Sergio Faiguenbaum. 2008. Estrategias de desarrollo, políticas públicas y seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, p. 20.
Tipos de políticas públicas
Las políticas de seguridad alimentaria y nutricional son consideradas como parte de las políticas sociales de combate a la pobreza, mismas que no están en oposición necesaria con las políticas de educación, salud y seguridad social, que a su vez forman parte de las políticas de protección social. En general los programas y proyectos de seguridad alimentaria y nutricional no han sido concebidos como políticas de Estado, no obstante lo cual han aumentado significativamente, pues de la misma manera se han incrementado la pobreza y el hambre. Son muy pocos los países que tienen políticas de seguridad alimentaria y nutricional integrales y efectivamente llevadas a la práctica.
Las acciones de política pública en seguridad alimentaria y nutricional, aunque se han realizado de manera aislada se pueden agrupar en cuatro áreas, que corresponden a las dimensiones de la seguridad alimentaria:
·     Pequeña agricultura (agricultura familiar) y desarrollo rural. A través de este tipo de acciones se busca aumentar la disponibilidad de alimentos y/o los ingresos monetarios a nivel del hogar y de las comunidades, y por lo tanto satisfacer la dimensión de acceso a los alimentos. Al menos potencialmente representan una gran contribución para mejorar la condición alimentaria y nutricional de esas familias. Aún cuando todos los países de la región cuentan actualmente con programas en este ámbito, en muchos casos sus niveles de prioridad, presupuestos y coberturas se han visto muy reducidos respecto a lo que se realizaba en períodos anteriores.
Se pueden distinguir tres tipos de acciones:
o   Actividades de apoyo directo a la producción agropecuaria, cuyos sujetos son los pequeños agricultores familiares. Estas actividades han sido y siguen siendo las mismas desde hace mucho tiempo, si bien se ha innovado en cuanto a sus metodologías y técnicas. Incluyen transferencia tecnológica, crédito, capacitación, subsidios a la inversión, apoyo a la comercialización, etc. Su propósito suele ser de manera simultánea producir más y mejor, dentro de las diversas limitaciones existentes, mejorar el acceso al mercado y aumentar, en la medida de lo posible, los ingresos monetarios de la unidad productiva.
o   Apoyos desde la demanda, todavía poco difundidos, mucho menos numerosos que los anteriores, pero por lo mismo más novedosos en la región. Consisten en arreglos contractuales entre una agencia pública y pequeños productores para la adquisición de determinados productos, los cuales son canalizados a programas públicos de distribución de alimentos o a proporcionar alimentación directa, como por ejemplo los desayunos escolares. Con este tipo de acciones, además de brindar los apoyos técnico-financieros más comunes, se busca evitar que el pequeño productor enfrente la incertidumbre sobre los volúmenes o precios, lo que muchas veces inhibe su participación en esos mercados, restringiendo sus posibilidades de generar ingresos.
o   Programas desarrollo rural que apoyan la generación de ingresos “no agrícolas” en los hogares, ya sea a través de pequeñas empresas y/o de la inserción en el mercado laboral. Los primeros han venido creciendo en presencia y cobertura en casi todos los países, especialmente desde que se constató, a comienzos de la década, la importancia de los ingresos extra-agrícolas en los hogares rurales. Respecto a los segundos, relativos al mercado laboral, la mayor parte de las actividades se realizan a nivel de municipios, y consisten fundamentalmente en capacitación para el empleo y/o empleos de emergencias, para zonas y períodos de alta desocupación temporal. Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria y nutricional, este tipo de programas debieran adquirir mucho mayor relieve que el que han tenido hasta ahora, dada la importancia del factor salarial en el acceso y la estabilidad de la alimentación de las familias rurales.
·     Protección social y alimentación. Son acciones públicas orientadas a mejorar el acceso a la alimentación por parte de personas y familias en condición de vulnerabilidad (dimensión acceso de la seguridad alimentaria), si bien las mismas pueden considerarse como parte de un área de políticas más amplia, como es la protección social. Se distinguen aquí, con base en los medios utilizados, dos sub-áreas de política que son complementarias: 1) las que se orientan a transferir recursos monetarios a la población focalizada como vulnerable, a través de los cuales ésta puede acceder a la alimentación, y 2) las que apuntan al establecimiento de sistemas de distribución de alimentos, a través de diversas modalidades.
Entre las acciones del primer tipo se encuentran los programas que consisten básicamente en la entrega de recursos monetarios a familias en situación de pobreza, condicionadas al cumplimiento de ciertas responsabilidades o metas en diversos ámbitos de políticas públicas, tales como educación, salud, y nutrición (como el caso de Oportunidades, en México). El apoyo material en este caso se utiliza como incentivo para que esas familias hagan uso de la oferta pública de servicios, buscando así atacar las causas de la pobreza. Hasta el 2006 esta modalidad ya se había implementado en diecisiete países de la región y en la actualidad puede considerarse como la forma más difundida de intervención en el ámbito de la protección social.
Entre las acciones del segundo tipo se encuentran:
o   Alimentación escolar. Estos programas tienen ya una importante trayectoria en la región. El tipo de ración más frecuente en los establecimientos escolares es el desayuno y/o merienda, que se estima cubre entre 15 y 30% de las necesidades nutricionales de los niños.
o   Servicios de alimentación. Bajo denominaciones tales como restaurantes o cocinas populares, comedores sociales, casas de alimentación o albergues, estos programas procuran entregar alimentación, al menos una vez al día, en sectores sociales focalizados.
o   Distribución de alimentos. Se trata de sistemas públicos de distribución de alimentos, para lo cual se utilizan principalmente los consultorios de atención primaria, aunque a veces se hace uso de otros tipos de establecimientos. Los alimentos pueden ser bajo la forma de raciones, por ejemplo leche u otros alimentos reforzados, de acuerdo a segmentos etarios (niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, etc.) o canastas de alimentos variados para ser utilizados por unidades familiares en condición de riesgo.
o   Promoción de la producción para el autoconsumo. Si bien desde hace mucho tiempo se promueve en la región la producción doméstica de alimentos en zonas rurales, como huertos caseros y escolares, crianza de animales menores, técnicas de conservación de alimentos, etc., a objeto de mejorar la disponibilidad de alimentos en el hogar, en el último tiempo han comenzado a surgir diversos programas que se orientan a impulsar ese tipo de actividades a nivel urbano especialmente en grandes ciudades, en lo que se conoce como agricultura urbana. Este tipo de actividades promueve la producción de alimentos frescos, saludables y a bajo costo, de modo de mejorar los hábitos de consumo de la población urbana, a través del incremento en la variedad y disponibilidad de alimentos, y generar ahorros en el presupuesto familiar.
·     Asistencia en salud nutricional. En prácticamente todos los países existen unidades especializadas en salud nutricional que hacen parte de los sistemas de salud primaria, y las actividades de control de crecimiento y desarrollo. las acciones en el área nutricional que más se divulgan son las campañas a favor de la lactancia materna, y las que se orientan a cubrir deficiencias nutricionales específicas. En el caso de las deficiencias nutricionales, las acciones consisten en la distribución de alimentos fortificados (leche, harinas etc.) y/o de suplementos vitamínicos, ferrosos, yodados o de otros micronutrientes, a veces dirigidos en forma amplia a toda la población, y en otras adecuados a tipos específicos de destinatarios (niños, adultos mayores, mujeres embarazadas, en posparto, etc.).
·     Educación y formación en alimentación y nutrición. Si bien se realiza desde hace mucho tiempo en algunos países de la región, puede considerarse en general de bajo perfil. Su importancia radica en que entrega productos a los grupos de riesgo, especialmente a niños en edad escolar, madres lactantes y personas en estado de inseguridad alimentaria grave, para mejorar el valor nutricional de la ingesta diaria. La mayoría de las acciones en este ámbito se implementan ya sea como parte de las actividades de atención primaria en salud (vía charlas y/o guías) o como oferta de actividades de educación de adultos, por ejemplo promoción de huertos escolares y familiares, capacitación en preparación y consumo de alimentos, etc. Otra modalidad a la que comienza a brindarse atención en algunos países, si bien todavía con escaso nivel de concreción, es la incorporación de la alimentación y nutrición como contenidos curriculares de los sistemas escolares de la región. Hasta ahora se han realizado algunos proyectos de tipo experimental, o se están en fase de formulación de esos contenidos.
Experiencias de políticas públicas de seguridad alimentaria y nutricional en Brasil
El Programa Fome Zero se propuso eliminar el hambre crónica (expresión de la pobreza) en cuatro años. Fue el programa de gobierno al cual se le asignó la mayor prioridad, y para su coordinación se estableció el Gabinete del Ministerio Extraordinario de Seguridad Alimentaria y Combate al Hambre (MESA). El programa fue preparado por el Instituto de Ciudadanía, como resultado de un año de trabajo de un equipo de profesionales, políticos y representantes de la sociedad civil, incluyendo organizaciones no gubernamentales y sindicatos. En su impulso fue importante la movilización social que se aglutinó en torno a la candidatura y al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Su objetivo fue ofrecer una política de seguridad alimentaria y nutricional para el país, basada en la convicción de que es posible erradicar el hambre a partir de la unión adecuada entre acciones de emergencia y de la articulación coordenada de las acciones estructurales, hacia el desarrollo y la generación de empleo.
Se partió de un diagnóstico en el que se identificó la situación de hambre (personas vulnerables al hambre, con mayor concentración en las zonas urbanas) y que ésta no era atribuible a la falta de alimentos, sino a la insuficiencia de los ingresos, además de que no había una política de seguridad alimentaria. Las tres dimensiones que se identificaron en el diagnóstico fueron: la insuficiencia de la demanda, la incompatibilidad de los precios de los alimentos con el bajo poder adquisitivo de la mayoría de la población y la exclusión del mercado de la población más pobre. Los cinco ejes orientadores del programa fueron:
1) El modelo operacional, consistente en a) la articulación de acciones estructurales, específicas y locales, las últimas según el tipo de localidad, y b) la priorización de la implantación territorial del programa. Las acciones estructurales fueron: Generación de Empleo y Renta, Seguridad Social Universal, Apoyo a la Agricultura Familiar, Intensificación de la Reforma Agraria, Bolsa Escuela y Renta Mínima. Las acciones específicas fueron: Programa Vale de Alimentación, Donaciones de Cestas Básicas de Emergencia, Manutención de “Estoques” de Seguridad, Seguridad y Calidad de los alimentos, Ampliación del PAT, Combate a la Desnutrición Infantil y Materna, Ampliación de la Merienda Escolar, Educación para el Consumo y Educación Alimentaria. Y las acciones locales fueron para áreas rurales (Apoyo a la Agricultura Familiar, Apoyo a la Producción para Autoconsumo), ciudades pequeñas y medias (Banco de Alimentos, Asociaciones con Minoristas, Modernización de los Equipos de Suministro, Nuevas relaciones con supermercados, Agricultura urbana) y para metrópolis (Restaurantes Populares, Banco de alimentos, Asociaciones con minoristas, Modernización de los equipos de suministro, Nuevas relaciones con las redes de supermercados).
2. La gestión participativa de los beneficiarios. El MESA formó los comités gestores como órganos de control social del programa Tarjeta Alimentación, como una formar de involucrar a la comunidad en la selección de los beneficiarios y en el seguimiento del programa. Hubo avances en la concientización de la población local y en la construcción de ciudadanía.
3. La articulación del gobierno con la sociedad civil. Se formó el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONSEA) como instancia de formulación de políticas y definición directrices, con la participación de 13 ministros y 38 miembros de la sociedad civil. Se formaron consejos estatales y municipales y se realizó la II Conferencia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, en la que se tomó la resolución de elaborar el proyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional.
4. Hacer efectiva la coordinación de la política de seguridad alimentaria y nutricional, para concretar territorialmente acciones integradas y para realizar una gestión conjunta. Se formó la Cámara Interministerial de Políticas Sociales.
5. El compromiso del Estado, para garantizar la continuidad del compromiso con la seguridad alimentaria y nutricional y con el derecho a la alimentación. Las vías son incorporar el derecho a la alimentación en la Constitución y aprobar la Ley Orgánica de Seguridad Alimentaria.
Este plan tuvo dos vertientes: 1) la generación de empleos y búsqueda de mayores ingresos a través del apoyo al desarrollo de los agricultores familiares, que se instrumentó mediante el Programa de Agricultura Familiar, pronaf; 2) la implementación de diversos proyectos que se integraron en el Programa Bolsa Familia, en el que se atiende a la población de escasos ingresos por medio del otorgamiento directo de recursos económicos, o bien proporcionando alimentos. La finalidad de tales medidas es el incremento en los niveles de ingreso de la población más pobre, considerando que esto es un aval para lograr la seguridad alimentaria. Incluyó también componentes importantes para la educación nutricional, la inocuidad de los alimentos y la alimentación escolar.
El programa fue de naturaleza multisectorial, con acciones a nivel federal, estatal y local. Se apoyó en dos elementos: 1) la vinculación del Programa de Seguridad Alimentaria con la producción local, dando respuesta a la demanda de alimentos con la producción de pequeños productores en cada región; 2) la relación entre los programas de seguridad alimentaria y los recursos humanos con el fin de reducir su dependencia de la asistencia de manera progresiva. Ambos aspectos requirieron de programas de capacitación para expandir los resultados agrícolas a través de mejoras tecnológicas, con nuevas habilidades, inclusive más allá de la agricultura o del sector rural.
El 9 de septiembre de 2006 se promulgó la Ley orgánica sobre seguridad alimentaria y nutricional, el cual permitió:
a) ejercer una política de Estado basada en una Conferencia Nacional de Seguridad Alimentaria;
b) la actuación institucional permanente del consea;
c) la formalización de la Cámara Interministerial de Seguridad Alimentaria,
d) instalación de un sistema nacional de seguridad alimentaria, y
e) el derecho a la alimentación para todo ciudadano de Brasil.
La adopción de tal ley demuestra el alto grado de Soberanía Alimentaría alcanzado, que posibilita instrumentar leyes, presupuestos y mecanismos institucionales propios con el fin de garantizar una estrategia de producción, distribución y consumo de alimentos, garante del derecho a los alimentos para toda la población, y se respeten las culturas de los pueblos.
conclusiones
La pobreza, ligada al hambre y a la inseguridad alimentaria, es un problema público que afecta a buena parte de la población mundial, y en vez de disminuir muestra tendencia a aumentar tanto en términos absolutos como relativos.
Para contrarrestar o acabar con la inseguridad alimentaria se han planteado y ejecutado acciones que lleven al logro de la seguridad alimentaria o al cumplimiento del derecho a la alimentación, acciones que muy difícilmente se han convertido en una política pública concebida, aplicada y evaluada integralmente, por la complejidad de las dimensiones que comprende: disponibilidad, acceso y buen uso de los alimentos.
Organismos internacionales o multilaterales han manifestado su preocupación con relación al hambre y la inseguridad alimentaria y han formulado iniciativas internacionales que buscan eliminarlas. Al menos han señalado la importancia de formular políticas que lleven al cumplimiento en cada nación del derecho a la alimentación y al logro de la seguridad alimentaria.
Derivado de las iniciativas internacionales se han concebido programas internacionales que desde distintas perspectivas plantean el logro de la seguridad alimentaria.
Al influjo de las iniciativas y programas internacionales se han planteado programas, proyectos y acciones nacionales, que en varios casos han significado avances significativos en el logro de la seguridad alimentaria, sobre todo en naciones en donde se ha definido el asunto como prioridad nacional y se ha planteado una política pública que contemple la disponibilidad, el acceso y el buen uso de los alimentos.
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[1] Contribución presentada en el Seminario Análisis de Políticas Públicas para el Desarrollo Agrícola y Rural, realizado en Chapingo, México los días 27, 28 y 29 de octubre de 2010.
[2] Catedrático del Centro Regional Universitario Península de Yucatán de la Universidad Autónoma Chapingo. Correo: pitahaya@gmail.com